1.2 Funciones del profesor de la era de la
tecnológica.
Las
tecnologías de la información y la comunicación han producido impactos en todas
las áreas de desarrollo.
La
aplicación de la tecnología en la función docente conlleva cambios
significativos en los modelos pedagógicos,
el profesor debe asumir el reto capacitándose y preparándose para dar respuesta
a las exigencias enfrentándose con
diferentes obstáculos y desafíos como son sus propias actitudes y hábitos uniéndose
a ello los condicionantes económicos y los problemas en el abastecimiento de
soportes y espacios para el desarrollo óptimo de las nuevas tecnologías.
Para
trabajar con el ámbito tecnológico es deseable que el profesor mantenga el
interés permanente en sus estudiantes
sin olvidarse que no todos los individuos aprenden de la misma forma.
Actitud del profesor hacia el entorno
tecnológico
Anteriormente
el profesor era un transmisor del conocimiento sin competidores, hoy el entorno
tecnológico le ha quitado protagonismo. El éxito de la aplicación de la
tecnología en el ámbito educativo dependerá de la actitud de las competencias
del profesor en la materia. Predecir cual es la formación en la tecnología es
una tarea bastante compleja, en la que las destrezas mínimas de los profesores
en el ámbito informático, ofimático y de comunicaciones son:
Redes:
Utilización de navegadores, de servicios WWW, acceder a servicios on-line,
utilización de servidores FTP, enviar y recibir correo, participar en
videoconferencia, desarrollar páginas Web, utilizar herramientas de trabajo
cooperativo.
Utilización
de materiales: Utilizar CD’s que contengan materiales y cursos de formación,
preparar y utilizar presentaciones en formato electrónico utilizando
computadoras y cañón de proyección, identificar y valorar software educativo.
Utilización
de periféricos: CD-ROM, escáner, cámaras de fotos y vídeo digitales.
Ofimática:
Dominio de algún procesador de textos, bases de datos, utilizar algún programa
gráfico para crear ilustraciones, presentaciones y animaciones.
Estos
ámbitos de formación han de ser considerados como básicos y sometidos a
constante revisión y ampliación en función de constantes y rápidos avances
tecnológicos.
Nuevos roles y funciones
La
incorporación de tecnologías en el ámbito educativo esta desbancando muchas de
las tareas que eran realizadas en contacto directo con los estudiantes
volviéndose dueños de su destino y garantizan el desarrollo de su entorno tanto
regional como de su país.
Dentro del
contexto antes mencionado el profesor se convierte en pieza fundamental, los
maestros deben ser los primeros en
aceptar el uso de la tecnología y los impulsores en su uso en la comunidad:
deben ser guías, consejeros, asesores y guardianes del buen uso de la
información en la formación de los estudiantes.
En la
actualidad el profesor debe ser capaz de desarrollar los siguientes roles y
funciones relacionados con la tecnología:
•
Consultores de información: buscadores de materiales y recursos, utilizadores
experimentados en las herramientas tecnológicas para la búsqueda y recuperación
de la información. Colaboradores en grupo: Resolución de problemas mediante el
trabajo colaborativo.
•
Trabajadores solitarios: La tecnología tiene más aplicaciones individuales que
no grupales, pues las posibilidades de trabajar desde el propio hogar, pueden
llevar asociados procesos de soledad y de aislamiento si no se es capaz de
aprovechar los espacios virtuales de comunicación.
•
Facilitadores de aprendizaje: Las aulas virtuales y los entornos tecnológicos
se centran más en el aprendizaje que en la enseñanza entendida en el sentido
clásico.
•
Desarrolladores de cursos y de materiales: Diseñadores y desarrolladores de
materiales dentro del marco curricular pero en entornos tecnológicos,
favorecedores del cambio de los contenidos curriculares a partir de los grandes
cambios y avances de la sociedad que enmarca el proceso educativo.
•
Supervisores académicos: Diagnóstico de las necesidades académicas de los
alumnos, tanto para su formación como para la superación de los diferentes
niveles educativos, ayudar al alumno a seleccionar sus programas de formación
en función de sus necesidades académicas y profesionales, realizar el
seguimiento y supervisión de los alumnos que ayudarán a mejorar los cursos y
las diferentes actividades de formación.
Estos
roles están enmarcados en una realidad educativa inmersa en continuos cambios,
lo que ha favorecido la creación de grupos que tienen como característica común
la necesidad o la obligación de adquirir conocimiento, de comunicarse o de
interactuar en espacios tecnológicos.
Los
profesores deben estar preparados para integrar las nuevas tecnologías en sus
actividades formativas metodológica y conceptualmente. En este contexto cuando
el profesor se enfrenta con diferentes obstáculos y desafíos como son sus
propias actitudes y los hábitos de colección ante las nuevas tecnologías. A
ello se unen los condicionantes económicos y los problemas en el abastecimiento
de soportes y espacios para el desarrollo óptimo de las nuevas tecnologías.
El hecho
de que el docente tenga una actitud positiva o negativa a la hora de
desarrollar su tarea en entornos tecnológicos está condicionada por:
• La
infraestructura de comunicaciones de que disponga.
• El
espacio disponible en su centro habitual de trabajo que permita la fácil
integración de Ia tecnología.
• Su
preparación para el uso de esta tecnología.
• La
disponibilidad del docente para una formación permanente.
Con lo
anterior, nos damos cuenta de la importancia de que el docente se encuentre
capacitado adecuadamente, que no solamente es un agente motivador de nuevas
experiencias de aprendizaje haciendo uso
de la tecnología, ni tampoco es un comunicador o la manera tradicional; para
cumplir de manera satisfactoria con su función, debe planificar su actividad y
actualizarse permanentemente.
Estamos
hablando entonces de un docente mediador, de un educador que define y
desarrolla diversos entornos de aprendizaje quien otorga y orienta al
estudiante en el proceso de aprender la herramienta utilizada es solo en medio
para despertar el interés, mantener la motivación y la participación activa en
el proceso de enseñanza aprendizaje.
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